Los profesionales financieros esperan que su patrimonio gestionado crezca un 2,5 %

Los profesionales financieros de todo el mundo prevén que sus negocios crezcan a pesar de las condiciones actuales del mercado, según una encuesta de Natixis Investment Managers.

En un momento en el que los inversores tratan de asimilar las fluctuaciones de los mercados por la pandemia de COVID-19, los profesionales financieros de todo el mundo esperan ver un crecimiento reducido, aunque positivo, en su patrimonio gestionado, de acuerdo con las conclusiones de una encuesta publicada hoy por Natixis Investment Managers. La creciente competencia por los activos, los cambios en las expectativas de los clientes y la persistente incertidumbre reclaman a los profesionales financieros que mejoren su atención al cliente, así como sus capacidades de inversión y desarrollo de negocio.

Natixis encuestó a 2.700 profesionales financieros, entre ellos gestores de patrimonios, asesores financieros registrados, expertos en planificación financiera e intermediarios y agentes de bolsa independientes, en 16 países de todo el mundo. Las conclusiones muestran cierto grado de optimismo entre los profesionales de la inversión acerca del futuro y el potencial de crecimiento orgánico, sin perder de vista la fuerte competencia en el mercado.

En todo el mundo, los encuestados esperan que su patrimonio gestionado aumente un 2,5 % (un 3,7% en España) durante los próximos doce meses, con un crecimiento anualizado del 14 % durante los próximos tres años (16% en España). La gran mayoría piensa que este crecimiento provendrá de nuevos activos de nuevos clientes (67 %) y nuevos activos de clientes actuales (63 %). Son menos (47 %) los que cuentan con las rentabilidades de mercado como principal vector de crecimiento. En el caso de España, la perspectiva difiere un poco, porque el 62% consideraba que sería el desempeño del mercado la principal fuente de crecimiento, seguido de nuevos activos procedentes de clientes actuales (52%), mientras que los activos procedentes de nuevos clientes se quedan en el tercer puesto (48%).

Factores ESG e inversiones alternativas

Cuanto se preguntó acerca de lo que más buscaron los clientes durante el último año, casi un tercio (29%) señaló que las inversiones con dimensión ESG apuntaban a un mayor interés en las inversiones sostenibles dentro de una cartera, un aspecto en el que sobresale España, donde el porcentaje de encuestados que apuntaron a la ESG se elevó al 37,3%. En la encuesta también se preguntó a los profesionales financieros por el uso de los activos alternativos: el 54% afirmó que son más atractivos en el entorno de mercado actual y el 68 % los utilizaba como posible forma de generar rendimientos. En España, el porcentaje que ve atractivos los alternativos es abrumadoramente mayoritario: 76% los ve atractivos y el 82% los usa como una vía para generar rendimiento. Dentro de los activos alternativos, más de un tercio (35 %) de los encuestados recomendaba el uso de activos reales y el 34 % también apreciaba ventajas en la inversión en infraestructuras. En el caso español, las principales recomendaciones son estrategias de Hedge Funds (42%) y Private Equity (38,7%).

“Los profesionales financieros están volviendo sobre los supuestos básicos de la inversión y diseñando estrategias para mercados y escenarios de negocio potencialmente más inciertos”, señaló Sophie del Campo, directora general de Natixis Investment Managers para Iberia, Latam y US Offshore. “Invertir y configurar una cartera adecuadamente diversificada es un arte que implica conjugar eficiencia, creatividad y coherencia. La encuesta indica que los clientes son conscientes del potencial de inversión de los activos alternativos, así como la importancia de las estrategias ESG, que se han vuelto más visibles en el mundo dominado por la COVID-19”.

Apuesta por la gestión activa

A la vista de la mayor incertidumbre en el mercado y la persistente volatilidad, el 79% de los profesionales financieros cree que el mercado actual favorece a las carteras activas. De media, el 69% de los activos de clientes se encuentra en inversiones gestionadas activamente y se pretende mantener este nivel de exposición activa durante los próximos tres años. Los profesionales financieros creen que la gestión activa es lo que más valor aporta en clases de activos menos cubiertas, como los fondos de renta variable de pequeña capitalización (69%) y los fondos de los mercados emergentes (69%). En otras categorías, los inversores profesionales piensan que la gestión activa aporta valor en los fondos de renta fija (36%), de activos alternativos (48%) y de valores de gran capitalización (41%).

A pesar de la pandemia de COVID-19, los profesionales financieros siguen esperando que surjan oportunidades de crecimiento, pese a que resulta poco probable que el camino hacia el crecimiento rentable se mantenga en su forma actual”, declaró Dave Goodsell, director ejecutivo del Natixis Center for Investor Insight. “Lo que seguimos viendo en todo el mundo es el interés por la gestión activa, combinado con un mayor uso de estrategias alternativas para ayudar a los clientes a transitar por el contexto de incertidumbre en los mercados”.

Fuente: Dirigentes Digital

 

 

Sareb ha reducido su cartera en 18.117 millones desde que se creó

La entidad, conocida como «banco malo» fue alumbrada en 2012 con un mandato de 15 años para la desinversión de activos financieros e inmobiliarios de bancos que recibieron apoyo público.

La Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) ha reducido su cartera en 18.117 millones de euros en los últimos siete años, lo que supone el 36% del mandato a liquidar por importe de 50.781 millones de euros, según estimaciones recogidas en el Informe de Impacto Socioeconómico de Sareb (2013-2019), elaborado por la consultora EY.

Sareb fue creado en 2012 con un plazo de 15 años con la misión de gestionar de manera eficiente y desinvertir ordenadamente la cartera de activos financieros e inmobiliarios de las nueve entidades financieras que recibieron apoyos públicos: BFA-Bankia, Catalunya Banc, Novagalicia, Banco Gallego, Banco de Valencia, BMN, Liberbank, Caja 3 y CEISS.

Durante 2013 y 2014 la gestión y comercialización de los activos fue llevada a cabo por estas entidades cedentes, si bien a partir de 2015 la gestión se adjudicó a los servicers Altamira AM, Haya Real Estate, Servihabitat y Solvia.

La entidad pública ha destinado 1.548 millones de euros a la gestión y comercialización de activos, con lo que ha logrado desinvertir hasta reducir su cartera actual a 32.664 millones de euros. Desde este momento, cuenta con unos ocho años para liquidar la totalidad de los activos. La desinversión de su cartera de activos, tanto financieros como inmobiliarios, es un indicador de su impacto a nivel económico, dado que permite a ambos sectores, con un peso de 10% de la economía española, reactivarse y desarrollarse.

A cierre de 2019, el conocido como «banco malo» había vendido 106.450 inmuebles

De los ingresos por esta gestión, destacan los derivados de su cancelación y venta, Planes de Dinamización de Ventas (PDVs) y liquidación de colaterales. Los PDVs son acuerdos que permiten a los acreditados y deudores de Sareb cancelar la deuda mediante la venta de los inmuebles que figuran como garantía de los préstamos. Desde su creación, ha logrado reducir el número de deudores de 17.345 a 12.698.

Por otro lado, la venta de activos inmobiliarios es otra de las principales actividades de Sareb junto con la gestión depréstamos, así como el alquiler, que es una vía alternativa que la entidad utiliza para la desinversión, y que ayuda a reducir los costes asociados a los inmuebles. A cierre de 2019, el conocido como «banco malo» había vendido 106.450 inmuebles, contaba con 8.159 viviendas alquiladas y otros 2.283 activos terciarios arrendados.

Contribución a la riqueza nacional

De hecho, se calcula que ha contribuido a la riqueza nacional de manera directa, indirecta e inducida con 7.165 millones de euros, a lo que se suma los 15.676 millones de euros de deuda amortizada a cierre de 2019, el 31% del total. Hasta ahora, la compañía ha cumplido con el pago de esta deuda avalada por el Estado y sus intereses.

La aportación total al Producto Interior Bruto (PIB) entre 2013 y 2019 también incluye los 5.388 millones de euros que la compañía ha pagado en concepto de intereses asociados a la deuda emitida. Una buena parte, 2.785 millones de euros, ha ido a parar directamente a las nueve entidades financieras que recibieron ayuda pública y vendieron sus activos a Sareb

La contribución de Sareb a la economía se completa con 1.319 millones de euros en impuestos que la compañía ha ingresado en las arcas públicas. El grueso del importe dedicado al pago de tributos se correspondió con IVA no deducible (51%) y el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y otros tributos (42%), mientras que el resto se destinó a retenciones por IRPF (4%) y a cotizaciones a la Seguridad Social (3%).

Sareb asegura que su actividad ha generado un impacto directo en las regiones en las que se distribuye su cartera. Así, el pago de comunidades de vecinos y del Impuesto de Bienes e Inmuebles, además de los costes de mantenimiento y el pago a los servicers que se encargan de la gestión comercial de los activos ha supuesto una contribución de 2.661 millones de euros desde el año 2013.

Fuente: ABC

 

 

Activos inmobiliarios: la solución financiera para las empresas tras el Covid-19

Respecto de la búsqueda de liquidez, los activos inmobiliarios tienen un claro efecto diferenciador, y pueden suponer la solución financiera, dependiendo de la opción que finalmente se adopte.

La crisis sanitaria del Covid-19 y el Estado de Alarma establecido por el Real Decreto Ley 463/2020, de 14 de marzo, han provocado que las empresas estén, de una parte, reduciendo sus costes generales (a través de ERTE, renegociación del pago de las rentas arrendaticias, renegociación con proveedores, cierre de determinadas tiendas/locales, aplazamientos de pagos, etc.) y, de otra, en la búsqueda de liquidez, a los efectos de poder preservar así su tesorería y actividad.

Teniendo en cuenta los últimos datos publicados respecto de la economía española, la evolución del PIB en España, en el primer trimestre del ejercicio 2020, ha sufrido una caída del 5,2%, la segunda mayor de toda la Eurozona. Como sabemos, la inversión y el ciclo inmobiliario está muy ligado al PIB.

Por otro lado, nos encontramos con un total de 3,31 millones de desempleados a Marzo 2020, y de 3,38 millones de trabajadores afiliados a la Seguridad Social afectados por ERTE, y con un hundimiento del consumo del 7,5% en el primer trimestre, de la inversión de un 5,3%, y en vivienda de un 9,6%.

La Estadística Mercantil del Colegio de Registradores del primer trimestre del 2020 refleja una caída general en las constituciones y ampliaciones de capital, que es más agudizada en el mes de marzo, mes en el que se activa el estado de alarma, cayendo un 29,8% y un 24,6% respectivamente respecto del año 2019. En este sentido, será importante ver los resultados del segundo trimestre.

En esta situación, y respecto de la búsqueda de liquidez, en mi opinión, los activos inmobiliarios tienen un claro efecto diferenciador, y pueden suponer la solución financiera, dependiendo de la opción que finalmente se adopte.

La opción más directa, que es la desinversión de activos inmobiliarios a terceros inversores, ya sea en procesos fuera de mercado (off-market) o competitivos. Por ejemplo, teniendo en cuenta que está siendo el sector más castigado por el Covid-19, veremos cómo algunos propietarios de edificios hoteleros pondrán en el mercado sus activos.

La opción más concreta, la realización de operaciones de Sale & LeaseBack, a través de la venta de sus activos inmobiliarios a fondos e inversores, con el obligado cumplimiento de quedarse como arrendatarios a largo plazo, y tener en su caso a su favor una opción de compra para la recuperación del activo.

En este sentido, un sector que está aguantando de forma sólida la crisis del Covid-19, quizás por tratarse de un sector esencial, es el de distribución alimentaria. Como consecuencia de ello, en mi opinión, la inversión en activos o porfolios inmobiliarios de supermercados e hipermercados será un valor refugio en el Covid-19, no solamente por el exceso de liquidez existente desde el lado inversor, sino además por la fortaleza y esencialidad del sector, lo que abrirá la puerta a este tipo de operaciones de Sale & Leaseback. El aspecto principal será determinar y acordar, entre propietario e inversor, la rentabilidad para cada operación en concreto.

Y, por último, la opción más general, entrar en fórmulas de refinanciación o reestructuración de su deuda o capital (por ejemplo, a través de acuerdos de joint-venture de entrada en el capital social de la sociedad de fondos o inversores, y firma de acuerdos de accionistas, o simplemente con el establecimiento de periodos de carencia, aplazamientos, waivers de cumplimiento de ratios financieros, con la firma de acuerdos que reflejen planes de viabilidad, amortización, daciones en pago, quitas, etc.).

Teniendo en cuenta que los meses de junio, julio y agosto van a ser, muy probablemente, meses de reducida actividad en el M&A inmobiliario, nos empezaremos a encontrar con este tipo de operaciones de búsqueda de liquidez como las descritas, quizás en mayor medida, a partir de septiembre u octubre, así como de un incremento en el número de concursos voluntarios a final de año, por empresas que no hayan podido salvar su situación de insolvencia.

Una peligrosa tendencia en la extinción y concurso de sociedades la marca la estadística del Colegio de Registradores del primer trimestre del 2020 en relación con el ejercicio 2019, con un aumento del 4,6% y 9,6% respectivamente.

En mi opinión existen armas para combatir esta tendencia, por cuanto hay grandes diferencias entre la crisis del COVID-19 y la crisis financiera de los años 2009 y siguientes, por cuanto ahora mismo existe exceso de liquidez desde el lado inversor y fortaleza en las entidades financieras, a diferencia de en la crisis financiera.

Entiendo que la situación negativa del COVID-19, que ha supuesto la paralización de todos los sectores (excepto los esenciales) debería ser provisional, existiendo una recuperación a lo largo del 2021 y del 2022, que será más o menos acusada dependiendo de que exista, y en qué medida, ayuda financiera, y sobre todo un cierto control económico desde la Comunidad Económica Europea a los países más afectados, como España.

Respecto del Gobierno de España y sus Comunidades Autónomas, es también clave que se emprendan medidas de contención del gasto, así como liberalizadoras y de ayuda a las empresas, pymes y autónomos, tanto a nivel burocrático (licencias, permisos, rehabilitación de edificios, SOCIMIs, reinversión, etc.) como de ahorro fiscal, a los efectos de atraer inversión extranjera, dinamizar el consumo y crear puestos de trabajo.

Solamente con estas bases podremos iniciar el camino de una recuperación más acusada.

Fuente: Expansión